La escritura como técnica para conocerte mejor

La escritura como técnica para conocerte mejor

El deseo de escribir un diario es una práctica que, en algunas personas, aparece muy temprano. Hay niños que empiezan a escribir sus secretitos en un pequeño librito con candado.

La necesidad de expresar nuestros pensamientos y sentimientos por escrito es una herramienta valiosísima de crecimiento personal.

Puede parecer que escribir es parecido a hablar. Cuando le contamos a alguien nuestras preocupaciones, nos sirve de desahogo. Pero escribir sobre un recuerdo o un pensamiento nos lleva a una fase más profunda que el hablar y se desata un mecanismo de concreción muy útil.

La escritura se recomienda como medio terapéutico porque genera muchos beneficios: ordena las ideas, ayuda a tomar decisiones y mejora la capacidad para conocernos mejor a nosotros mismos, entre muchos otros más.

¿Quieres descubrir qué efectos tiene la escritura sobre nuestro desarrollo personal? A continuación, te contamos 4 áreas que se benefician de la escritura.

La escritura terapéutica para conocerte mejor

El hecho de escribir te ubica fuera y en frente de ti mismo. Es como si te estuvieras observando. ¿A que resulta más fácil cuando otra persona te cuenta sus problemas y te pide consejo? Visto desde fuera, resulta más sencillo ver cuál es la solución.

Los pensamientos pueden ser engañosos. Al escribir para nosotros mismos somos más sinceros, más que pensando o incluso más que si hablamos con un amigo de confianza.

Lo más apropiado es hacerte ciertas preguntas clave y escribir las respuestas sin tratar de maquillarlas. Aunque no te guste el resultado, aunque te produzca vergüenza o tristeza. Si no lo haces así, te estarás engañando. Si escribes con total sinceridad, este ejercicio puede mostrarte algunas de las creencias que dirigen tu vida.

Aquí tienes algunos ejemplos de preguntas que puedes plantearte según diferentes áreas:

Sobre tu vida en general

  • ¿Te sientes satisfecho con tu vida?
  • ¿Crees que eres coherente entre lo que piensas, lo que sientes y lo que haces?
  • ¿Qué áreas te gustaría cambiar?

Preguntas sobre el cuerpo y las emociones

  • ¿Cómo tratas tu cuerpo?
  • ¿Hay algún sentimiento que predomine en tu vida?
  • ¿Sientes equilibrio?

Sobre las relaciones familiares y sociales:

  • ¿Qué piensas de tu familia y tu relación con ella?
  • ¿Cuidas tu relación con las amistades?
  • ¿Crees que ellos pueden confiar en ti?

Respecto el trabajo:

  • Si no necesitaras dinero, ¿seguirías con tu trabajo actual o tu profesión?
  • Si tu trabajo no te complace, ¿qué has hecho para cambiar esa situación?

Una vez escritas, relee todas las respuestas. Piensa en qué implican y qué conclusiones puedes sacar de ellas. ¿Qué dicen sobre ti?

Y ahora aplica el truco de “verte desde fuera”. Imagina que lo ha escrito otra persona y haz una valoración sobre esas respuestas. Seguro que te habrán ayudado a conocerte mejor y a visualizar qué aspectos son positivos y cuáles son mejorables.

Escribir para mejorar tus pensamientos

Al escribir nos hacemos conscientes de la forma en que nos hablamos a nosotros mismos.

Te cuento como es la relación entre nuestros pensamientos y nuestras acciones. El orden es: pensamiento – sentimiento de refuerzo – creencia – interpretación de la realidad – actitud – comportamiento o acción.

Con el siguiente ejemplo se ve muy claro. Estoy en un avión y de repente hay turbulencias. Si pienso que las turbulencias son algo normal, mis emociones estarán tranquilas y todo quedará en nada. Si pienso que éstas van a provocar que nos estrellemos, voy a generar miedo y angustia que irá acompañada de reacciones físicas como sudoración, taquicardia… las cuales serán interpretadas por mí como la confirmación de que, efectivamente, algo malo va a suceder. Mi reacción será desesperante y así actuaré.

El hecho es el mismo, pero mis pensamientos han condicionado mi actitud y mi respuesta.

Cuando escribimos, se elabora un proceso de concreción: rememoramos, filtramos, priorizamos y ordenamos secuencialmente los pensamientos. Y este ejercicio modifica el significado del recuerdo, del pensamiento y del sentimiento, porque permite ahondar de forma más detallada y cercana en esa experiencia.

Si lo tomas como un hábito, poco a poco te ayudará a entender este binomio pensamiento-respuesta y te permitirá aprender a mejorar tus pensamientos o de alguna manera frenarlos cuando son engañosos o negativos.

Puedes aprender más sobre cómo controlar los pensamientos en este artículo: Entrena tu mente contra los pensamientos negativos.

La escritura ayuda a liberar tensiones

Escribir es un momento de relajación, a solas contigo mismo, te olvidas de todo lo demás y te centras en tus sentimientos, liberando tensiones.

Podemos seguir pensando que es mejor hablar con alguien, pero a veces, resulta muy complicado porque no contamos con personas de confianza o no nos atrevemos a expresarles nuestros sentimientos.

La escritura es el mejor recurso para expulsar toda la negatividad. Si no le damos una vía de escape, se quedará dentro y tarde o temprano saldrá inadecuadamente, en forma de ansiedad, estrés o enfermedad.

Cuando acumulamos tensiones es muy importante mantener nuestro cuerpo y nuestra mente vitales y reforzados, nuestro suplemento de vitaminas y minerales Vitamínico te puede ayudar a recuperar la energía necesaria.

Escribir favorece la toma decisiones asertivas

Como te contaba, al escribir se produce un proceso de concreción, orden y priorización. Y esto incidirá en tu capacidad de pensar con más claridad y razonar con más precisión. También te hará más consciente de todas las opciones de las que dispones, de detectar lo que realmente es importante. De modo que, a la hora de tomar decisiones, te permitirá tomar decisiones más acertadas y obtener mejores resultados.

En la palabra escrita está la clave para descubrir cómo alcanzar tus objetivos y cómo solucionar los problemas encallados.

Y tres últimos consejos. Para escribir es imprescindible tomarse el tiempo necesario para reflexionar con tranquilidad. Ser totalmente sincero. Y se recomienda usar papel y bolígrafo, ya que así nuestro cerebro trabaja para conectar lo que pensamos con lo que nuestra mano debe escribir.