Mindful eating: comer saludable y con conciencia

Mindful eating: comer saludable y con conciencia

Un alto porcentaje del fracaso de nuestras pautas alimentarias se debe a que no prestamos atención a los motivos que nos llevan a comer descontroladamente. Y la mayoría de las veces es porque comemos emocionalmente. ¿Te suena que cuando tienes ansiedad te sorprendes comiendo más cantidad de comida? ¿Cuándo te aburres, acabas picoteando lo que sea, aunque no tengas hambre? Las emociones juegan un papel importante en nuestra relación con la comida, y para lograr detectarlas y controlarlas, el mindful eating es una estrategia genial.

Mindfulness: ¿qué es?

El mindfulness es un término anglosajón que se traduce como “atención plena” o “conciencia plena”. Con esta palabra se hace referencia a tener la intención de estar atentos, de mantenernos en el presente, en lo que estamos haciendo, prestando atención a ese momento, sobre todo sin juzgar, ni rechazar o apegarse a la experiencia que estamos viviendo. Se trata, por lo tanto, de centrarse en lo que se está sintiendo, dejando a un lado problemas o preocupaciones.

Mindful eating

El mindful eating es el mindfulness aplicado a la comida, y consiste en relacionarse de una forma consciente y sana con la comida. Esta técnica está muy recomendada en casos en los que la alimentación pasa a ser algo muy emocional, como puede ser el comer impulsivo que se produce por ansiedad, o el comer por aburrimiento.

Comer es un placer, y además un placer al que actualmente es fácil acceder, ya que estamos rodeados de tiendas con gran variedad de productos y en casa, en la cocina, tenemos un reservorio de alimentos a los que podemos recurrir de manera muy rápida. Cuando nuestra gestión de emociones no es adecuada, cuando las emociones nos dominan, se produce un desequilibrio que nuestro cerebro intenta compensar con algo reconfortante. Y sí, lo más rápido y fácil es la comida.

Las emociones

Pero ¿qué son las emociones? La emoción es una reacción que se produce a un estímulo externo.  Si hablamos de emociones, no las podemos clasificar en negativas o positivas, simplemente son necesarias porque cada una desempeña una función. Pongamos un ejemplo: el miedo. El miedo es la reacción ante algo que desconocemos que puede resultar peligroso para nosotros. Ante esto, el cuerpo se prepara para huir o para luchar. En esta preparación se producen todo tipo de reacciones internas que nos ponen en estado de alerta y preparan el cuerpo, por ejemplo, para la huida llevando más sangre a los músculos de las piernas y acelerando el pulso para prepararnos para la carrera.

Esta reacción-y por lo tanto esta emoción- es necesaria ya que nos ha ayudado a sobrevivir. En la actualidad este peligro no suele venir de una supervivencia física, pero sí que hay situaciones que nos provocan esta cascada de reacciones y que nos colocan ante la misma situación. Por lo tanto, las emociones son necesarias, siempre que se sepan gestionar correctamente.

¿Qué pasa si no sé gestionar mis emociones?

Pues que se produce un descontrol. Cuando estamos desconectados de nosotros mismos, no escuchamos las señales que nos manda nuestro cuerpo sobre sus incomodidades, y vamos permitiendo que esa emoción se establezca o agrande. Si la emoción se descontrola llega un momento en que el propio cuerpo inicia una parada obligatoria, ya sea con un cansancio excesivo, o bien empujándonos a la comida.  Por ejemplo, cuando trabajamos en algo que no nos acaba de llenar, solemos buscar el placer que no tenemos saciando nuestras emociones comiendo. Si tu caso es este, que te sorprendes comiendo en exceso, o cosas que no querrías comer, si sientes un descontrol en la alimentación, es probable que estés comiendo por emociones. ¿Es así?

En primer lugar, es importante analizar la situación para detectar qué es lo que te empuja a eso, y puede ser recomendable que te apoyes en algún profesional que te ayude a tirar del hilo hasta encontrar el motivo.

Por otro lado, el mindful eating permite darnos espacio para mejorar nuestra relación con la comida. Y es gracias a que, al comer con atención, las sensaciones que se producen durante la comida, se entienden mejor por parte del cerebro, y su efecto se multiplica. El comer conscientemente es una manera de meditar, de dedicar tiempo a nosotros, a lo que estamos haciendo, sin juzgar, sin clasificar, sin pensar en nada más que en escuchar las sensaciones que nos provoca ese momento.

Cómo practicar mindful eating

Para comer con atención es importante entrenar este estilo de vida. ¿Cómo debes hacerlo?:

  • Come sentado y evitando Debemos centrarnos en nuestro plato tratando de silenciar todos los pensamientos.
  • Una vez tengamos el plato delante, hemos de observar la comida, sus colores y formas, prestar atención al olor que desprende, valorarlo, analizarlo.
  • Cogeremos un trocito y lo llevaremos a la boca, masticándolo despacio poniendo atención a sus sabores.
  • Come de todo, debes prestar atención a los nutrientes que tu cuerpo necesita.
  • Debes intentar acabar el último el plato, come con tranquilidad.

El mindful eating requiere tiempo, no solo en el momento de hacerlo, sino que para acabar instaurándolo como un hábito más. El beneficio de comer así lo notarás enseguida: menos ansiedad por la comida, mayor saciedad con menor cantidad…

Además, esto también te llevará a realizar mejores elecciones a la hora de la compra y a la hora de preparar tus menús. Porque el mindful eating riega todo lo que rodea a la comida.

Súmale la meditación

Van de la mano, ya lo hemos comentado. Si se realizan las dos técnicas a lo largo del día, aumentan sus poderes exponencialmente. Y para meditar ya sabes que necesitas un espacio para ti, un momento de intromisión para no prestar atención a nada más que a tu respiración. Recuerda que esto es un entrenamiento para eliminar pensamientos negativos, practícalo como si fuera actividad física: de manera regular. Puedes hacerlo, por ejemplo, mientras tomas una buena taza de Sudafrica Desconexión de Susarón. Permítete sentir su sabor, aplica el mindful eating,y aprovechando para desconectar de todo, y reconectar contigo. ¿Te animas a aplicar el mindful eating en tu día a día?