Relación entre estrés y tránsito intestinal y qué hacer para aliviarlo

El estrés se ha convertido en un problema frecuente entre la población. Las preocupaciones, el ritmo de vida o la falta de tiempo para uno mismo pueden aumentar los niveles de tensión en el cuerpo, y eso tiene una repercusión directa sobre nuestra salud física y emocional.

Podríamos definir el estrés como un conjunto de reacciones y alteraciones fisiológicas que se desencadenan como respuesta a un estado de tensión física y emocional. Cuando se trata de una situación prolongada o excesiva, pueden aparecer trastornos fisiológicos como el insomnio, dolor muscular, mareos, cansancio excesivo y problemas digestivos, entre otros.

El proceso digestivo está íntimamente relacionado con el sistema nervioso. Dicho de otra forma, existe una conexión directa entre nuestro estado de ánimo, el cerebro, y las tripas. Es por eso que la ansiedad, el estrés u otros problemas emocionales pueden dar lugar a disfunciones del tránsito intestinal.

¿Cómo afecta el estrés al transito intestinal y al aparato digestivo?

Algunos expertos afirman que el intestino es nuestro segundo cerebro. En él encontramos millones de neuronas que, junto con la microbiota intestinal, comunican el sistema digestivo con el cerebro.

Seguramente hayas experimentado en alguna ocasión nudos en el estómago o una repentina descomposición como consecuencia de una época de estrés. Las responsables de eso son, en parte, unas hormonas que libera nuestro cuerpo cuando percibe que, de alguna forma, estamos en peligro. El cortisol, a quien conocemos como “hormona del estrés”, es una de ellas. Un exceso de esta hormona circulando en sangre afecta no solo al proceso de digestión, sino también a la absorción de nutrientes.

Las consecuencias del estrés en el tránsito intestinal y  sobre la salud digestiva, sin embargo, pueden ir más allá de un simple nudo en el estómago, como por ejemplo:

• Aumento de la sensación de hambre, y mayor necesidad por comer alimentos dulces y ultra procesados.
• Alteración del tránsito intestinal, pudiendo aparecer tanto episodios de estreñimiento como de descomposición.
• Sensación de hinchazón abdominal que, en algunos casos, puede aparecer incluso sin haber comido.
• Desequilibrio de la microbiota intestinal que, a la vez, se relaciona con menor capacidad para absorber los nutrientes, así como mayor riesgo de sufrir alergias e intolerancias alimentarias.
• Mayor probabilidad de desarrollar enfermedades del aparato digestivo, como el síndrome de colon irritable o gastritis.

¿Hay algo que podamos hacer para evitar que el estrés afecte a nuestro tránsito intestinal?

Para prevenir estas alteraciones y molestias digestivas necesitamos aprender, por una parte, a controlar el estrés, pero sin olvidarnos de la importancia que los hábitos de vida tienen sobre la salud.

Cuando estamos estresados o con ansiedad, el cuerpo suele pedirnos, en ocasiones, un poco de calma. Eso implica que, en momentos de ansiedad, no nos apetece demasiado practicar ejercicio físico. Sin embargo, a día de hoy disponemos de suficiente evidencia para afirmar que mantener un estilo de vida activo es uno de los mejores aliados para combatir el estrés.

Por otra parte, además, practicar actividades como el yoga o la meditación pueden ser de gran utilidad a la hora de manejar situaciones de estrés que puedan llegar a alterar la salud digestiva.

Sin embargo, en ocasiones podemos vernos sobrepasados por las situaciones que nos preocupan. Acudir a terapia psicológica puede aportar notables beneficios cuando, por nuestra cuenta y a pesar de haberlo intentado todo, no conseguimos gestionar las emociones y los problemas del día a día.

Hábitos alimentarios para mejorar la digestión

Cuando la alteración digestiva se ha originado principalmente por el estrés, lo primero que habrá que gestionar y mejorar es precisamente eso, la gestión emocional. Sin embargo, lo qué comemos y la forma en qué lo hacemos puede tener también una repercusión directa sobre la salud intestinal. ¡Toma nota!

• Evita distracciones como el móvil o el televisor mientras comas. Tómate el tiempo necesario para comer sin prisas, masticando correctamente.
• No bebas en exceso durante las comidas, puedes optar por tomar agua o infusiones durante el resto del día. También puede ser útil comer cantidades más pequeñas y de forma más frecuente.
• Limita el consumo de alimentos que empeoren la digestión, como las grasas saturadas, productos que contengan azúcar y harinas refinadas, o el alcohol.
• Las frutas y verduras, las grasas saludables como el aceite de oliva y alimentos fermentados como el quéfir o el yogur son los mejores aliados para mejorar la salud digestiva e intestinal.

En algunos casos, además, puede ser beneficioso el aporte de probióticos que ayuden a restaurar un funcionamiento normal del sistema digestivo. En cualquier caso, esto debería realizarse siempre bajo la supervisión y el consejo de un médico o profesional de la salud.

Infusiones para calmar el estrés y mejorar el tránsito instestinal

Acabar las comidas con una infusión puede favorecer el proceso digestivo, minimizando así el impacto que el estrés genera en el tránsito intestinal.

La manzanilla es, sin duda, la reina de las digestiones. Puedes potenciar los beneficios de esta planta combinándola con el sen, tal como hemos hecho con nuestra infusión Digestión.

El sen, además, es una magnífica opción para mejorar el tránsito intestinal y prevenir el estreñimiento.

En ocasiones, el estrés no llega a provocar alteración en el ritmo deposicional, pero sí que empeora el proceso digestivo y la producción de gases. El hinojo y la alcaravea , presentes en nuestra infusión Elimina Gases, son plantas que pueden ayudar. El hinojo ayuda con las flatulencias y el espasmo de vientre, y la alcaravea apoya la digestión y estimula la expulsión de gases.

Seguro que somos conscientes del impacto que tienen la alimentación y el ejercicio físico para nuestro cuerpo, pero en ocasiones se nos olvida que el bienestar emocional es tan o más importante a la hora de garantizar un estado óptimo de salud. Meditar, leer un libro, o tomar un té sin prisas son opciones perfectas para reducir los niveles de estrés y asegurar tu momento de autocuidado.